Esta publicación corresponde a la segunda de tres partes de artículos publicados a propósito del Taller de Elaboración de Duelos con EFT (ver más...)
Que se llevará a cabo:
Los días, sábados 19 y 26 de noviembre de 9 a 1 y de 3 a 7 y los
Domingos 20 y 27 de noviembre de 9 a 1 ).
(ver el artículo con fecha 24 de octubre 2016 en el mismo blog, "¿Cómo reaccionas tú ante una pérdida importante en tu vida?")
En la primera publicación tuvimos una probadita de, cómo al estudiar las dinámicas de las seis necesidades psicológicas humanas nos ayuda a comprender el por qué y para qué reaccionamos a las pérdidas con mucha resistencia, y cuando es así, con dolor y tal vez con drama. Y cuando digo pérdidas, me refiero a cualquier tipo de pérdida como en la siguiente lista:
Un ser querido o amado.
Un empleo.
Un estatus social o situación privilegiada.
Una relación: matrimonio, noviazgo, amistad o sociedad.
Una etapa de la vida: infancia, juventud.
Una etapa funcional: ser útil como mamá, papá o persona, ser fértil o productivo.
Un objeto de afecto: el trapito del niño, las fotografías y memorias de vida.
Un cambio obligado o condicionado de domicilio: estado, país, cultura.
La salud: cuando te declaras o te declaran enfermo.
Y así por estilo...
En esta ocasión empiezo compartiendo tres párrafos extraídos intactos del libro “Las 5 heridas que impiden ser uno mismo” de Lise Bourbeau, quien aborda el tema desde la perspectiva metafísica, sin dejar de ser pragmática y dando soporte a todo lo dice sobre el comportamiento humano, concordando con los fundamentos de la psicología ortodoxa contemporánea.
Lise Bourbeau:
1.- “Todos tenemos la misma misión al llegar a este planeta: vivir las experiencias una y otra vez, hasta que podamos aceptarlas y amarnos a través de ellas. Cuando en una experiencia existe la no aceptación, es decir, juicios culpabilidad, temor lamento u otra forma de no aceptación, el humano se convierte en un poderoso imán, que atrae sin cesar las circunstancias y personas que le hacen revivir esa misma experiencia.”
2.- “Antes de nacer tu DIOS interior atrae tu alma hacia el medio ambiente y la familia que necesitarás durante tu siguiente vida. Esta atracción magnética y sus objetivos están determinados por una parte, por aquello que todavía no has logrado vivir en el amor y la aceptación en tus vidas anteriores y, por la otra, por lo que tus futuros padres deben de poner en orden a través de un niño como tú. Esto explica que los niños y los padres suelan tener las mismas heridas que curar”.
3.- “...He observado más bien que la mayoría de los niños pasan por las siguientes cuatro etapas.
Después de conocer la alegría de ser el mismo en la primera etapa de su existencia, conoce le dolor de no tener el derecho de ser él mismo, que es la segunda etapa. Llega enseguida el período de crisis, de rebeldía, que es la tercera etapa. Con objeto de reducir el dolor, el niño se resigna y termina por crearse una nueva personalidad para transformarse en lo que los demás quieren que sea. Algunas personas permanecen estancadas en la tercera etapa durante toda su vida, es decir, reaccionan continuamente, están enojados, o en permanente situación de crisis.
En la tercera y cuarta etapa es cuando creamos numerosas máscaras (nuevas personalidades) que sirven para protegernos contra el sufrimiento que vivimos en el transcurso de la segunda etapa. Estas defensas son cinco, y corresponden también a cinco grandes heridas fundamentales que vive el ser humano. En mis numerosos años de observación he podido comprobar que todos los sufrimientos del ser humano pueden resumirse en cinco heridas. Helas aquí en orden cronológico; es decir, en el orden en que cada una de ellas aparece en el transcurso de una vida.
RECHAZO
ABANDONO
HUMILLACIÓN
TRAICIÓN
INJUSTICIA”
Las heridas y sus máscaras
De la herida que tengamos dependerá la máscara que creemos, cada herida tendrá su propia máscara y, del dolor que genere la herida dependerá la importancia de la máscara en nuestras vidas. A mayor frecuencia y dolor, más fuerte será la máscara y más veces recurriremos a ella. Si no hay herida no hay dolor ni máscara. Las correspondencias son las siguientes.
Rechazo – Huidizo
Abandono – Dependiente
Humillación – Masoquista
Traición - Controlador
Injusticia – Rigidez
Cada herida incide fuertemente en cómo se desarrolla nuestra personalidad, nuestra estructura física corporal, nuestro vocabulario y nuestra forma de expresarnos en la vida. Sirve como barrera inconsciente para protegernos de nuestros más grandes miedos y ocultar nuestros juicios hacia los demás y hacia nosotros mismos. Sirve para ocultar nuestra sombra psicológica. En la tabla siguiente se puede ver una síntesis de estas relaciones.
Un poco de la dinámica de la herida de rechazo
Los hijos con esta herida surgen en donde hay padres que también tienen la herida de rechazo activa y tendrán tendencia a realizar actos de rechazo especialmente con el hijo o hija del mismo sexo, es decir el hijo varón reacciona sintiéndose rechazado por el padre y la hija mujer reacciona sintiéndose rechazada por la madre.
Si hay un hijo en la misma familia sin esta herida activada, no registrará los actos de rechazo de los padres como rechazo; ni con la intensidad o dolor que su hermano que la padece; no les dará tanta, o nada de importancia; o los catalogara desde su propia herida activa, es decir, como abandono, humillación, traición o injusticia. Es por eso que muy comúnmente varios hijos de una misma familia cuentan sus vivencias y juicio hacia sus padres desde una perspectiva muy diferente cada uno, a veces diametralmente opuesta.
La persona con esta herida busca un escudo que le proteja del dolor de ser rechazado y genera una personalidad huidiza, es decir, tímida, introvertida. Prefiere pasar desapercibido por temor a ser criticado, se esconde, preferiría a veces no existir o desaparecer. Su pensamiento mágico es como si él no existiera para los demás o que las personas o situaciones difíciles sería mejor que tan solo desaparecieran. Se escapa a un lugar seguro en su imaginación. Su cuerpo es flaco y siente pena o vergüenza de él o de una parte de él por la misma condición.
Tendrán tendencia, una vez que salen de casa a repetir patrones en el entorno social o de pareja, entonces caerán muy fácil en situaciones donde son rechazados, no tomados en cuenta, minimizados, segregados, estigmatizados, criticados y preferirán aislarse ellos solos, es decir utilizarán su escudo de protección con una máscara de personalidad que Lise Bourbeau ha llamado huidizo.
Un poquito de las otras heridas
Herida de abandono
Cuando se trae esta herida se relaciona generalmente con el progenitor del sexo opuesto. Por supuesto, que este también traerá su propia herida de abandono y ejercerá acciones de abandono sobre su hijo o hija que las percibirá abierta y claramente como tal. También buscará inconscientemente en su entorno y en sus relaciones repetir el patrón de saberse abandonado y, para protegerse de este dolor generará su escudo en la forma de la máscara de dependiente.
Herida de humillación
La humillación tiene que ver con el progenitor o figura de autoridad que educa, que condiciona, que nos compara con los otros. Por lo común es la madre, pero puede ser el padre o algún abuelo, tío, hermano, profesor, padrastros, institutrices o vecinos. Se repiten los patrones y la máscara que se desarrolla es la de masoquista.
Herida de traición
Aquí se activa la herida con el progenitor del sexo opuesto, surge como mecanismo evolutivo de la herida de abandono, pero en este caso se genera la máscara de controlador. Surge después de sentirse decepcionado, desilusionado, engañado, después de descubrir la mentira y la hipocresía, después de que su progenitor en vez de protegerlo, lo entregó, lo evidenció.
Herida de injusticia
Esta herida se activa con el progenitor del mismo sexo, surge como mecanismo evolutivo de la herida de rechazo primordialmente. Desde esta perspectiva todo parece injusto, lo que sucede y lo que deja de suceder, uno se convierte en juez, se busca la justa medida, no se permite que nadie obtenga nada que no se merece, ni siquiera uno mismo. Pero tampoco se permite que alguien no obtenga lo que se merece, así como para uno mismo también. La máscara es de rigidez y sirve para esconder lo que uno siente, no es seguro mostrar los sentimientos, la vulnerabilidad, los errores. Se auto regula uno mismo en lo que es adecuado. Aparenta que no cuesta trabajo la disciplina, el orden, la verdad, la crítica, la honestidad, las decisiones. Todo tiene que parecer perfecto.
El duelo de un grupo
Como hemos descubierto de forma muy somera, cada herida y su máscara tienen características muy peculiares y nos hacen tener personalidades muy particulares, es por ello cuando en una familia fallece alguno de sus miembros, sobre todo uno de los padres, las reacciones de los hijos son completamente diferentes, porque cada uno responde como vimos en el artículo de la 6 necesidades psicológicas humanas, (ver fecha 24 de octubre 2016 en el mismo blog), desde su necesidad psicológica más preponderante y además desde su herida psicológica más importante. Sin mencionar otros factores como las dinámicas de los sistemas familiares transgeneracionales como se entienden en las “constelaciones familiares” de Bert Hellinger, o como las desarrolla Enric Corbera en su propuesta de Neurobioemoción.
Incluso se podrán tener discusiones de por vida entre hermanos y familiares pues las pérdidas les activarán sus heridas, dejándoles relacionarse entre sí desde su más profundo dolor, poniéndoles en un momento muy vulnerable. Y buscarán aferrarse a sus escudos y máscaras de protección, llegando a cegarse y no poder ver el dolor ajeno, apegándose así al más puro egoísmo. De ahí que puede surgir un gran pleito por una simple prenda que pertenecía al difunto, pero ahora se convierte en un símbolo de amor del hijo abandonado o la hija rechazada; en un símbolo de poder del controlador; un acto de justicia del rígido; o un motivo de dolor del masoquista.
Estas reacciones se pueden ver en cualquier tipo de pérdida, a nivel individual y grupal: cuando un grupo pierde a su líder; cuando son despedidos; en una catástrofe; en un secuestro; y en cualquier situación repentina en que la mente no estaba preparada para asumir el cambio. Así el duelo se convierte en un compás de espera, un permiso que cada quien se da, de entrar en la locura, el dolor, la confusión, la tristeza, la culpa y el miedo.
Mientras se desarrolla una estrategia para compensar, reasumir las nuevas responsabilidades, asumir el aprendizaje y el crecimiento, soltar la resistencia a lo que es y fluir en lo nuevo. Madurar y salir fortalecido de la experiencia, desarrollar la resiliencia, abrazar lo sutil de la conciencia y la espiritualidad, crear una filosofía personal, llegar a la aceptación, vivir.
Conclusión:
En síntesis: la resistencia y el drama que algunos de nosotros mostramos y expresamos y, la forma de hacerlo al momento de experimentar el dolor de una pérdida, son condicionadas por las seis necesidades y las cinco heridas psicológicas, entre otras condicionantes que aquí no se expresan como las dinámicas sistémicas familiares.
Por eso no todos respondemos igual, y sobre todo, por eso no comprendemos por qué los otros lo hacen de la forma en que lo hacen, a veces hasta nos parece irracional o exagerado.
Comprender estas dinámicas y saber identificarse en ellas favorece el auto análisis, la auto comprensión y la compasión. Favorece la decisión siguiente para dar la respuesta adecuada en el proceso evolutivo del duelo. Favorece acompañar al otro en su duelo respetando su dolor y sus tiempos. Favorece la liberación de la mente y las emociones, por lo tanto se convierte en un tema obligado para quienes desean sanar su duelo y asistir en sanar el de los otros.
El taller
Este tema de las cinco heridas será tratado en forma en el próximo:
Taller de Elaboración de Duelos con EFT (ver más...)
Que se llevará a cabo:
Los días, sábados 19 y 26 de noviembre de 9 a 1 y de 3 a 7 y los
Domingos 20 y 27 de noviembre de 9 a 1
En la siguiente publicación conoceremos qué es EFT, la maravillosa herramienta de sanación universal que utilizaremos para sanar y liberar las emociones indeseables que hemos estado viviendo en el duelo y no hemos podido encontrar la forma de evitarlas.
Pero, a propósito, ¿Desde cuál herida reaccionas tú a las pérdidas?
Realizó:
Fiacro Hernández Alaffita-Tito.